EL BONSÁI ARCE O ACER PALMATUM

Originario de Japón y China, el Arce es una de las especies más populares de Bonsái. El objetivo a conseguir en los arces es la más fina ramificación terminal posible, una silueta invernal en la que cientos de finísimas y delicadas ramitas nos hagan olvidar la crudeza del invierno y anhelar la llegada de la primavera con el estallido de cientos de brotes rojizos.

Para conseguirlo es imprescindible que el pinzado se lleve a cabo correctamente. Se dice que un bonsái de arce comienza con pinzado y acaba con pinzado. El pinzado del arce no es una operación que podamos hacer en la mesa de trabajo, como la poda de invierno o el alambrado; tenemos que hacerlo continuamente, cada día, sobre los bancos de cultivo.

Los arces son plantas de brotación rápida en primavera y el control de ese crecimiento es importantísimo para evitar internados largos. Los árboles no suelen brotar uniformemente, sino que unas partes lo harán antes que otras, de modo que cada vez que se riegue debe observarse atentamente el proceso de brotación. Pero si nos olvidamos de pinzar sería difícil corregirlo y conseguir de nuevo una ramificación fina. El significado y secreto del pinzado no es más que ese: equilibrar la brotación de las distintas partes del árbol. No es un trabajo difícil, pero precisa constancia.

En los arces, se lleva a cabo con pinzas y en la misma mesa de cultivo, unos brotes cada vez y no todo el árbol de golpe. El árbol mismo es quién nos avisará, poco antes de brotar, cuáles son los brotes a pinzar primero. Estos brotes fuertes estarán situados en las partes altas del árbol y en la punta de las ramas, distinguiéndose por ser más gruesos que los brotes débiles. De la misma forma, si una punta tiene tres brotes juntos, el central será el que primero brotará.

PINZADO DE PRIMAVERA

Como ya he comentado antes, el pinzado en los arces precisa de pinzas. Justo cuando los brotes se hayan alargados y comiencen a distinguirse las tres hojitas incipientes que los forman, arrancaremos la del centro, separando las laterales. Al cabo de pocos días , desde ese mismo punto emergerán nuevos brotes. De ellos dejaremos solamente dos, arrancando los restantes y pinzando nuevamente el centro de cada uno de ellos, o bien dejando crecer uno de éstos para alargar la rama y pinzando el otro para convertirlo en subrama.

DEFOLIADO

El defoliado es una técnica básica e imprescindible en los arces. Precisamente por su rapidez de brotación, éste será el segundo intento de equilibrar la energía. No es recomendable, desde ningún punto de vista, cortar todas las hojas a la vez, pues con ello no conseguiremos más que debilitar el árbol y aumentar los desequilibrios de vigor. Sin embargo, el defoliado es una técnica muy popular y bastante mal aplicada por la mayoría de los aficionados.

El defoliado se lleva a cabo cuando las hojas de la primera brotación han madurado (noviembre) y posee dos objetivos principales:

  • Aumentar la ramificación: al producir un invierno artificial, el árbol brotará por segunda vez ese año, aumentando la ramificación que normalmente conseguiríamos en dos años de cultivo.
  • Equilibrar el árbol: en un bonsái “terminado”, si comparamos la parte exterior de las ramas con la parte interior comprobaremos la gran diferencia en número de vigor de los brotes. Si cortamos todas las hojas a la vez, sólo aumentaríamos esas diferencias; de modo que en este caso solamente quitaremos las hojas de las partes exteriores y fuertes de las ramas. Una ventaja adicional del defoliado parcial es que las ramas defoliadas no engordarán, balanceándose así también el grosor de las distintas partes del árbol.

PODA

La poda es un trabajo a efectuar en cualquier momento en que se puedan apreciar claramente las ramas: otoño, principios de primavera y después del defoliado.

El árbol no tendrá hoja y podemos pensar detenidamente qué ramas o partes de ramas cortar sin que nada obstaculice nuestro estudio. La poda en los arces va encaminada a conseguir suavidad. Sin dejar ángulos bruscos ni ramas verticales, son preferibles las líneas curvas y las transiciones dulces entre rama y rama. Especialmente indeseables son las puntas gruesas en las ramas; si es posible cortaremos esa parte gruesa sustituyéndola por otra trasera más delgada… Es característico del patrón de crecimiento de los arces el que los brotes nezcan opuestos. Desde luego, es una característica indeseable y debemos procurar crear ramas alternas, eligiendo entre uno de los dos brotes y arrancando el otro. Siempre que podemos alguna rama gruesa, es importante usar pasta selladora.

ELECCION DE BROTES

La mayoría de los arces son vigorosos y brotan fácil y espontáneamente por cualquier parte del tronco. Especialmente en primavera y principio de verano es frecuente que sea necesario elegir los brotes que nos interesen de entre todos aquellos que han aparecido en el tronco. Muchos de ellos pueden crecer en lugares en que podemos utilizarlos bien para engordar partes del tronco, bien para formar una rama, pero otros son indeseables y pueden incluso ser peligrosos. Por ejemplo, es frecuente que aparezcan muchos brotes, todos en círculo, en las intersecciones entre el tronco y ramas de la parte alta del árbol. Si los dejáramos crecer, pronto el ápice sería tan grueso como la base del árbol. Quitarlos es sencillo: los arrancaremos con los dedos tan pronto como aparezcan y tantas veces como intenten volver a brotar.